Se emitió una instrucción por parte del emperador Go-Shirakawa nombrando a Honen Comisionado Oficial Jefe para la recaudación de fondos necesarios para la reconstrucción del Templo Todaiji, y Su Excelencia Yukitaka, Secretario Jefe del Consejo Supremo, fue enviado a Honen para pedirle que aceptara el nombramiento. Honen rechazó rotundamente el honor, diciendo:
"Dejé la comunidad en Sammon (Monte Hiei) y me retiré a un lugar tranquilo entre los árboles y los arroyos, donde pudiera, en soledad, dedicarme a la observancia de las leyes de los Budas, y particularmente del Nembutsu. Si ahora aceptara un cargo como este, tendría que ocuparme de toda clase de exigentes deberes oficiales, lo cual interferiría seriamente con el único propósito de mi vida."
Yukitaka, al ver que Honen estaba firme en su determinación, se lo comunicó al emperador, quien ordenó que, si se podía encontrar a un hombre de capacidad entre los discípulos de Honen, se eligiera a uno. Así, Shunjobo Chogen de Daigo fue nombrado y fue de inmediato al gran santuario de la Diosa del Sol en la provincia de Ise para orar por algún buen augurio que le asegurara que podría completar la obra. Chogen estuvo orando noche y día durante tres semanas, y al amanecer del vigésimo primer día, mientras caía en un leve sueño por puro cansancio, tuvo un sueño en el que vio a una dama vestida con prendas chinas que le presentaba una gema preciosa de un tamaño de una pulgada cuadrada. Al despertar, allí estaba la gema en su manga. Al verla, Chogen se llenó de éxtasis y la guardó cuidadosamente. Después de esto, cuando se emitió el anuncio de la reconstrucción, hubo una respuesta inmediata por parte del público, y se suscribieron todos los fondos requeridos, de modo que en poco tiempo se fundió una imagen de bronce del Buda, que resultó ser tan hermosa como la que había sido destruida.
Traducido y editado por Chijo Cabanelas
