Honen dijo una vez: Es bueno que una persona ore para que su última enfermedad esté lo más libre de dolor posible. Hay casos de personas que mueren sin enfermedad alguna, y es realmente hermoso. Pero el cuerpo humano, compuesto de unas ochenta mil partículas de polvo kármico, de las que emanan innumerables desórdenes, está expuesto a sufrir los dolores de una agonía mortal#1, tan insoportable como si uno fuera atravesado de un lado a otro por cientos de miles de espadas y lanzas. Teniendo ojos, son como quien no tiene ojos y trata en vano de ver; y se les pone rígida la lengua, de modo que no pueden decir lo que quieren. Éste es uno de los ocho dolores #2 que sufren las personas: el amargo dolor de la muerte. Y entonces incluso el devoto que cree en el Voto Original y reza por el Ojo es incapaz de escapar de él. El momento de la muerte no dura más que el tiempo que lleva cortar un cabello, y los presentes no pueden determinar con exactitud el estado mental en el que se encuentran, pero tanto el Buda como la persona moribunda lo saben. Además, en ese momento se despiertan dentro de ellos los llamados tres deseos#3, y los demonios tratan de aprovecharse de ellos, para que pierdan la compostura de su mente. Ahora bien, el consejero religioso de uno no tiene poder para eliminar tales afecciones, pero sólo mediante el poder del Buda Amida se puede lograr. Podemos confiar en que el dicho es cierto: las cuerdas de todo el karma maligno son impotentes para atar (a quien invoca el nombre sagrado).
NOTA #1: “Agonía de muerte” es la traducción del japonés damma-tsuma, de dan 狠, "cortar" y matsuma 目马 (sk. marman), una articulación. Según el Kosa Sastra (vol. x), el cuerpo humano está unido por cien articulaciones. Cuando estos son atravesados individualmente por uno de los tres elementos –agua, viento o fuego– cuyo poder aumenta en la hora de la muerte, es como si una espada afilada cortara en pedazos el cuerpo del moribundo. Así que esto llegó a significar “agonía de muerte”.
NOTA #2: Los ocho dolores (hakku 八苦) – los ocho tipos de dolor inherentes a la vida humana: (1) shoku jatir-duhkham, dolores de parto; (2) roku jatir-duhkham, dolores de la edad; (3) byoku vyadhi-d., dolores de la enfermedad; (4) shiku shiva-d., de la muerte; ( 5 ) aibetsuriku priyaviprayoge-d., de separarse de seres queridos o de objetos de afecto; (6) onzoeku apriyasamprayoge-d., de encontrarse con aquello que a uno no le gusta; (7 gufutokku yad apicchaya paryesamano na labhate tadapi-d.), de no obtener lo que se busca;
El cuerpo en sí produce dolor; Sutra del Nirvana (Versión Norte) vol. XII; U. Ogiwara Bonkan Taiyaku, Bukkyo-jiten.
NOTA #3: Estas se refieren a la mentalidad de una persona al momento de morir, cuando se acerca (1) surge dentro de uno un fuerte amor por su cónyuge, por sus hijos y por todo lo que uno tiene, (2) uno teme perder su cuerpo, y (3) anhela vislumbrar el lugar en el que está destinado a nacer. En su caso, significa por ejemplo que si una persona mala ve un carro de fuego que viene a su encuentro, lo saluda como algo por lo que tiene afecto, o si está destinada a nacer un animal, como un cerdo o un gato, este animal en particular le aparece como un objeto de anhelo. Yokusan. Para más detalles véase el vol. Joyuishikiron. VIII; y el vol. Kusharon XI.
Capítulo 23, sección 9, página 439. Extaído de: https://web.archive.org/web traducido y editado por Chijo Cabanelas