Shoku dijo una vez: Ahora bien, según el Sutra de la Meditación, las personas destinadas a nacer en la clase más baja, en el rango más bajo de la Tierra Pura, no tienen poder para decolorar nada en absoluto, porque son simplemente mortales comunes sin ninguna bondad, ni espiritual ni secular. En su agonía mortal están tan desprovistos de conciencia que no pueden actuar, hablar ni pensar. Han sido malos durante toda su vida, por lo que en la angustia de la última crisis, no hay nada a lo que puedan recurrir, y son impotentes para dejar de hacer el mal o hacer el bien, mucho menos para comprender el significado de las doctrinas Mahayana o Theravada, el objetivo último de toda aspiración budista, o los medios ordinarios por los cuales se puede alcanzar. En una hora como ésta, no tiene sentido tratar de asegurar méritos erigiendo una pagoda, un santuario o algo similar, y la separación del hogar y de los amigos y el abandono de las ambiciones mundanas desgarran sus corazones. En realidad, son tontos engañados y profundamente inconscientes, que no tienen ninguna esperanza de salvación.
Un consejero religioso viene y pregunta: "¿No puedes comprender algo del poder del Buda y darte cuenta de algo de la maravillosa eficacia del nembutsu?" Pero la persona está tan abrumada en su lucha por la vida que tales pensamientos la superan por completo. Entonces se le aconseja repetir las palabras del Sutra: «Si no puedes pensar en el poder del Buda, entonces invoca el nombre del Buda de la Vida Ilimitada (Amida)». A pesar de toda su confusión y angustia mental, repite el nombre sagrado diez veces, y con cada repetición, el mal karma, tan vil como para condenarla a ocho millones de kalpas de transmigración, desaparece por completo. En lugar de tan terrible destino, ocupa un lugar de honor en el «loto dorado que brilla gloriosamente como el sol».
Una persona en una situación tan extrema como la suya no tiene nada que ver con lo que llamamos aspiración religiosa, ni su nembutsu puede tomar ningún matiz ni de las disciplinas meditativas ni de las no meditativas. Siguiendo simplemente las instrucciones de su instructor, sin ninguna pretensión de sabiduría por su parte, alcanzan Ojo con la mera repetición del nembutsu “sin adornos”. Es como si uno tomara la mano de un niño y le hiciera escribir algo. ¿Sería tal escritura un motivo para elogiar al niño? Este es el tipo de nembutsu que repiten aquellos que pertenecen a las clases más bajas del rango más bajo. Alcanzan Ojo simplemente tomando el nombre de Amida en sus labios según el consejo de sus instructores religiosos.
El Voto Original de Amida fue hecho particularmente para el beneficio de aquellos culpables de los cinco actos graves (gogyakuzai), y su eficacia es el resultado de las austeridades religiosas más rigurosas practicadas por Amida a lo largo de cinco kalpas y miles de millones de años. Así que cuando alguien invoca el nombre sagrado de Amida, en el que se almacenan todos estos méritos, incluso aunque haya ido tan lejos que ya no tenga el poder de siquiera mantener el significado del nembutsu en su mente, adquiere inmediatamente, por la mera repetición del nombre sagrado, la misma liberación de la ronda interminable de transmigración, de la que sus propias penitencias, continuadas durante mucho tiempo y a menudo repetidas, solo podrían haberlo liberado.
Capítulo 47, sección 3, página 763 Capítulo 45, sección 5.4, página 735. Extaído de: https://web.archive.org/web traducido y editado por Chijo Cabanelas
