Ya mucho antes de Honen, la tradición de la Tierra Pura consideraba que el momento de la muerte era de especial importancia. Se practicaron varios ritos para el estadio de la muerte (rinju) porque se creía que el punto de la muerte era importante para lograr el Nacimiento en la Tierra Pura. En el Senchakushu , Honen usa la frase "venir a dar la bienvenida" (raiko) para significar que cuando el practicante de nembutsu está al borde de la muerte, el Buda Amida y los bodhisattvas que lo acompañan "vendrán a darle la bienvenida" a la Tierra Pura. Esta frase tiene un rico significado en la tradición de la Tierra Pura. El Sutra Amida explica cómo el Buda Amida no deja de aparecer ante la persona que, a punto de morir, ha estado recitando el nembutsu con la intención de Nacer en la Tierra Pura. El Sutra de la meditación explica cómo en el momento de la muerte, el Buda Amida junto con los bodhisattvas aparecen frente a la persona moribunda. Shan-tao dijo que cuando uno se enfrenta a la muerte, primero debe calmar el corazón y en este estado de tranquilidad recitar el nembutsu con la esperanza de Nacer en la Tierra Pura. La propia explicación de Honen en el Gyakushu seppo (Los sermones del "funeral preventivo") es lo opuesto a esto: el Buda Amida vendrá a los practicantes moribundos asegurándoles su nacimiento, y como resultado de esta presencia, la mente del practicante podra descansar cuando él o ella muera.
Las famosas representaciones del Buda Amida y sus veinticinco bodhisattvas que vienen a guiar a la persona moribunda se conocen como el Kosho Mandala o la Representación de la llegada del Buda a la bienvenida (raikozu). Según el Sutra de los diez nacimientos (Shih wang-sheng ching), originalmente se pensó que los veinticinco bodhisattvas protegían a los seres sintientes que creen en el sutra. Sin embargo, desde la época del período Heian (794-1191) en Japón, llegaron a ser considerados también como los bodhisattvas asistentes que, junto con el Buda Amida, vienen a dar la bienvenida a los practicantes del Nembutsu a la Tierra Pura en el momento de su muerte. Hay una ceremonia especial que simboliza y celebra la aparición del Buda Amida al discípulo moribundo. Se conoce como mukaeko onerikuyo, y se celebra no por la persona moribunda sino para celebrar esta esperanza central de la venida del Buda Amida cuando uno está muriendo. Honen también consideraba de gran importancia los ritos realizados para los moribundos.
Sin embargo, el mismo Honen no realizó estos ritos mientras agonizaba. En su mondo Ippyaku-shiju-gokajo (Ciento cuarenta y cinco preguntas y respuestas) también enseñó que las personas no necesitaban participar en esta práctica en el lecho de muerte para estar verdaderamente conectadas con él, al menos mientras practicaran la parte más esencial de la preparación para la muerte, es decir, la recitación continua del nembutsu. También en el Hogo (Colección de sus dichos) se esforzó por responder a la pregunta de si las prácticas durante la muerte o más bien una buena vida diaria eran más importantes para el nacimiento. En los Fundamentos para el nacimiento a través del Nembutsu (Nembutsu Ojoyogi-sho,SHZ. 686), también enseña que una práctica equilibrada de ambas alternativas es el mejor enfoque. El discípulo de Honen, Shinran, argumentó que los ritos realizados por las personas en su lecho de muerte difícilmente podrían compensar su vida diaria. Hizo hincapié en que llevar una buena vida les producía confianza en que el Buda Amida vendría a ellos en el momento de la muerte. Así, Shinran enseñó no solo que los seres humanos no deben esperar la muerte para creer en la salvación, sino también que no es necesario que el practicante fiel le ruegue al Buda Amida que se acerque a él o ella. Explicó que la fuerza de su fe en su vida asegura directamente su salvación en el momento de morir. En este punto, las enseñanzas de Honen y las de su discípulo Shinran parecen diferir solo en matices de énfasis.
Pintura: El Hayaraigo Amida y veinticinco Bodhisattvas que vienen a dar la bienvenida (Amida Nijugobosatsu raikozu - Hayaraigo) , Tesoro Nacional de Chion-in, Kyoto.
Extraido de: Jodo Shu- Rinkaian
Traducido al español por Chijo Cabanelas